Rebecca Moisio se encontraba realizando labores en un contexto transcultural en Georgia el año pasado. Anteriormente, se desempeñó como misionera de medios en el equipo de comunicación de la región de Eurasia, con sede en Manchester, Inglaterra. También ha servido en la Iglesia del Nazareno en Filipinas. Esta historia es un relato de primera mano de lo que Dios ha estado haciendo en Georgia.

Cuando llegué por primera vez a Tbilisi, Georgia, estaba preocupada por poder encontrar un grupo de amigos que me diera aliento durante mi asignación de un año aquí. Me integré al equipo de adoración en la iglesia de habla inglesa a la que asistía, pero aún sentía que necesitaba hacer más. Pensé dentro de mí: “Me encantan los juegos [de mesa]. Me pregunto si habrá algún grupo aquí que le guste mi juego favorito. Después de hacer una investigación exhaustiva, no encontré a tal grupo (o, al menos, ninguno que hablara inglés). Entonces pensé: "¿Me pregunto si podría comenzar uno?"

Nunca antes había comenzado un grupo de juegos de mesa, y ciertamente nunca lo había hecho en una cultura fuera de la mía. Pero salí y localicé el establecimiento más nerdo que pude encontrar: una cafetería y una tienda de cómics, la única de su tipo en la ciudad. Los encargados acordaron que abrir la tienda para ofrecerle un espacio a un grupo de fans de los juegos de mesa para que ser reunieran a jugar tendría el potencial de traer nuevos y clientes. Entonces me pidieron que anunciara el evento de juegos de mesa gratis siempre y cuando yo aceptara administrarlo.

Anuncié el grupo de juegos de mesa en Facebook, pero dudé que alguien se apareciera. Cuando llegué a la tienda de café la noche de nuestro primer juego, había casi 15 personas esperando para jugar. Estaba realmente sorprendida. Comenzamos en mayo de 2019 y tenemos un grupo de 12 a 15 personas que llegan a jugar cada semana. Conocí a muchas nuevas personas de todo el mundo. Y todo esto surgió de lo que supuse que era mi necesidad de hacer amigos. Supuse que todo esto era para mi propia comodidad. Pensé que este plan tenía que ver con mi propia capacidad de adaptarme al ministerio.

Desde entonces Dios me ha demostrado que estaba equivocada. Es un juego altamente social que requiere de habilidades de hablar y relacionarse. Es una forma increíble para que las personas practiquen su dominio del inglés. He visto un gran progreso en el dominio del idioma de los jugadores que comenzaron en mayo y se han estado reuniendo para jugar durante solo unos meses. Pero también es un lugar donde las personas con ansiedad o depresión social pueden resolver sus temores y necesidades en un ambiente seguro. Conozco a muchos jugadores que tienen heridas profundas que se curan lentamente entre amigos de confianza.

Lentamente, con cuidado, estamos desenredando los problemas que la sociedad y la cultura han creado en estas vidas, y lo estamos haciendo con la compañía de Jesús en cada paso del camino, incluso si aún no lo conocen. Nunca les predico, y este nunca será un ministerio "oficialmente reconocido". ¡Pero eso ciertamente no impide que Dios cumpla su voluntad!

Para leer el resto de la historia, vea la edición de febrero de 2020 de Where Worlds Meet, el boletín de la región de Eurasia.